lunes, 9 de mayo de 2011

El duro proceso de solicitud

Hoy toca un post un poco distinto a lo que estáis acostumbrados. Algunos de vosotros ya me conocéis personalmente y sabéis que soy una persona optimista y que normalmente os animo a poneros manos a la obra y prepararos para solicitar el MBA, hablandoos de mi caso como ejemplo de que es posible conseguir la admisión en un programa top-MBA, y me reafirmo en ello. No obstante, como también soy muy sincera, para que nadie se llame a engaño quisiera hoy hablaros un poquito de las dificultades que he ido encontrando a lo largo de este camino, en el que ha habido tanto alegrías como sinsabores.

Los que estéis pensando en hacer un MBA debéis estar preparados para todo: para estudiar como hacía años que no lo hacíais; para no sacar en el GMAT o en el TOEFL las notas que queríais (o una nota que estiméis aceptable) y tener que repetir el examen; para ser rechazado en la escuela de vuestros sueños; para que varias de vuestras solicitudes sean rechazadas o incluso para que todas sean rechazas.

Además, desde ya debéis ser conscientes de que la preparación para el MBA os va a ocupar prácticamente todo vuestro tiempo libre durante los próximos meses, vuestra familia y amigos no van a acabar de entender tanta dedicación (salvo que estén o hayan pasado por algo parecido) y va a ser duro dedicar tantas horas al estudio cuando a vuestro alrededor todo el mundo sigue con su vida y disfruta durmiendo 8 horas diarias, algo que para vosotros se va a convertir en un lujo, al menos durante algunos meses.

Cuando yo empecé a preparar el TOEFL, me pasaba prácticamente todo el día estudiando: en el metro repasaba phrasal verbs y vocabulario, por la calle escuchaba podcasts de conferencias, en casa me pasaba las tardes y parte de las noches leyendo documentos en inglés, haciendo ejercicios y escribiendo redacciones. Y cuando paraba (generalmente el rato de la comida o antes de dormir) me entretenía viendo películas o series de televisión en inglés.

Con el GMAT, más de lo mismo, me hice con unas tarjetas de estudio hechas por BeatTheGMAT con las que repasaba en el metro, pero en este caso las sesiones de estudio eran más intensas (estudiaba de cinco a seis horas diarias) y para colmo justamente cuando estaba a tope con el GMAT la meteorología se cebó conmigo y se sucedieron una ola de calor tras otra (y en casa no tengo aire acondicionado), así que os podéis imaginar que no era fácil sentarse a estudiar después de haber dormido poco y mal (toda la noche dando vueltas por el bochorno) y sudando la gota gorda. Al final, después de dos meses de estudio sin descanso, hacer el GMAT y superar esa fase fue toda una liberación para mí.

Pero esto no acabó ahí, después vinieron las solicitudes. Me hice un calendario compaginando los deadlines de las escuelas que me interesaban y repartiendo las solicitudes entre primera y segunda ronda, para tener al menos una semana entre un deadline y otro. Al final, gracias a ese planing pude dedicar a cada solicitud su tiempo, pero eso implicó que me pasé otros tres meses trabajando a pleno cada minuto libre, sacrificando horas de sueño y fines de semana.

Y cuando estás en mitad de este proceso, acostandote a las mil y durmiendo 5 horas (con suerte) por darle una vueltecilla más a ese essay que no te acaba de gustar o repasando los cambios que te ha sugerido alguien a quien pediste que leyera tus ensayos, entonces empiezas a recibir respuestas de las escuelas de negocios (o a no recibir invitaciones a entrevista, que es más o menos lo mismo). Y si las respuestas son buenas, great, te da un subidón y, salvo que te guste más otra escuela, dejas el proceso de solicitud ahí y eres el más feliz del mundo; pero si recibes un rechazo, la cosa cambia.

El primer rechazo lo asumes con dignidad y entereza, "no me iban a admitir en todas" te dices a tí mismo, y confías en tus posibilidades con el resto de solicitudes y sigues trabajando en las que te queden (en su caso). Lo malo llega cuando recibes un segundo ding, ahí ya empiezas a preocuparte seriamente y te asaltan toda clase de dudas e incertidumbres. Recuperas los documentos que enviaste, repasas los essays, vuelves a hablar con tus recomendadores, para saber si en tus recomendaciones se coló algo que no correspondía... cualquier cosa. Si estás en plazo, te planteas seguir currando y prensentar un par de solicitudes más, por si acaso, si no estás en plazo, empiezas a pensar en los waitlist (por si acaso, de nuevo) e investigas si puedes enviar más documentación o información a la escuela que le dé un empujón definitivo a tu solicitud: tal vez visitar la escuela, hablar con estudiantes y alumni, "ellos seguro que me pueden aconsejar..." piensas.

Al final, cuando consigues la admisión en una de las escuelas que te gustan, la armonía y la tranquilidad se instalan en tu vida, dejas atrás nervios y ansiedades, duermes y descansas las horas recomendadas y recuperas tu vida social (aunque eso también implique dormir poco ;) ).

En definitiva, lo que quiero dejar claro con este post es que este proceso es complicado, que requiere gran dedicación de tiempo y todo vuestro esfuerzo y que puede ser que ni todo eso sea suficiente. Informaos bien, asesoraos, preparaos para trabajar y para sufrir, para caer y para levantaros; pero después de todo, cuando conseguís la admisión, os aseguró que absolutamente todo habrá valido la pena.

Al final, este proceso de solicitud no es más que un sistema de selección más, cuya finalidad es que lleguen al MBA aquellos que realmente están interesados en hacer el programa (disuadiendo por el camino a los que han pensado en hacer el máster "porque no tienen nada mejor que hacer") y cuyo perfil les permitirá aportar conocimientos y experiencias a la clase, así que si estáis firmemente decididos y creéis que tenéis algo que aportar, no dejéis de intentarlo, porque cuanto más duro es el camino, mayor la recompensa por recorrerlo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Interviews

Y después del esfuerzo y algún mes de espera, por fin recibes un mail o una llamada de una de esas escuelas de negocios en las que presentaste tu solicitud, invitándote a entrevista. En ese momento sientes un subidón increíble, porque tanto esfuerzo empieza a ser recompensado; tu solicitud ha gustado lo suficiente para darte la oportunidad de acabar de defender tu candidatura en persona. Ahí está tu oportunidad para acabar de rematar la faena.

Pero tras ese subidón inicial, llega un momento en el que te paras a pensarlo con detenimiento y dices, "¿y ahora qué? He estado meses leyendo todo artículo que ha caído en tus manos sobre essays, cartas de recomendación, estudiando para el GMAT... pero lo de las entrevistas había quedado un poco en segundo plano..." Hasta ahora tu tiempo era demasiado escaso para pensar en una entrevista que todavía no tenía fecha, pero ahora la tienes ahí, y quieres hacer la mejor entrevista del mundo y conseguir ese pasaporte directo al MBA.

Por suerte, una vez más la red nos ofrece unos pocos muy buenos recursos para afrontar esa entrevista totalmente preparado/a. Nuestros amigos de ClearAdmit llevan varios años recopilando las experiencias de entrevistas de miles de solicitantes de MBA (buscad su wiki de admisiones en Google) y Accepted.com ha hecho algo parecido. La parte más valiosa, en mi opinión, es aquella en la que los entrevistados describen las preguntas que les han hecho los entrevistadores.

Para mí estas webs fueron una referencia fundamental, porque parte de mi preparación para las entrevistas fue repasar esas preguntas que otros candidatos habían contestado, elaborar un listado con ellas y pensar una posible respuesta para cada una; luego tuve la suerte de que prácticamente todas las preguntas que me hicieron durante las entrevistas estaban entre las que había en mi listado y que otros candidatos habían respondido en años anteriores, así que las tenía preparadas. Además, una vez mis entrevistadores comprobaban que tenía la entrevista totalmente preparada, se relajaban y la conversación se volvía un poco más informal y más distendida, lo cual creo que me favoreció mucho y ayudó a que el resultado de las entrevistas fuera satisfactorio.

Pero además de las fuentes de información expuestas, aquellos que estéis comenzando ahora vuestra preparación contáis con un nuevo recurso en español. En el foro de Club-MBA hay un tema abierto en el que varios de sus usuarios han contado sus experiencias en las entrevistas de admisión, y que complementa a las fuentes de información anteriores:

http://www.club-mba.com/foro/viewtopic.php?f=4&t=53

Por otro lado, tened en cuenta que la preparación para la entrevista debería ser diferente dependiendo de quién sea el entrevistador. De esta manera, si os va a entrevistar un estudiante o alumni, podéis re-utilizar en las respuestas parte del contenido de los essays, porque las entrevistas de alumni suelen ser "blind" (no han leido vuestro expediente ni vuestros essays y no tienen ninguna referencia sobre vuestra solicitud, sólo una copia de vuestro curriculum vitae). Sin embargo, si os va a entrevistar un miembro de la oficina de admisiones, intentad buscar historias y ejemplos diferentes, porque esa persona ya ha leído vuestro todos vuestros ensayos, y querrá que durante la entrevista le contéis algo más, algo diferente de lo que ya sabe.

Antes he comentado que parte de mi preparación de las entrevistas fue consultar las webs de ClearAdmit y Accepted.com; pero además de eso, hubo otra parte de preparación mental. Conforme a mi experiencia, lo mejor es llegar a estas entrevistas mostrando autoconfianza y seguridad en uno mismo, en tus posibilidades y en tu "historia", esa que has explicado al detalle en los essays. Es importante mantener la calma y no dejarse dominar por los nervios (recordad que si estáis haciendo la entrevista es porque vuestra solicitud ha gustado y la escuela cree que sois firmes candidatos a la admisión). En esta fase, la oficina de admisiones necesita saber que sois personas capaces de desenvolveros y que tenéis habilidades sociales suficientes como para agradar a un completo desconocido en apenas una hora de charla, ya sea este un entrevistador de la escuela, un entrevistador para un futuro empleo o un inversor al que intentáis convencer para que os preste dinero.